Del buen estado del suelo y la tierra dependerá la producción agrícola, el alimento del pasto, la estética del jardín o el sabor de la fruta del huerto. Un terreno sano pasa por un conjunto de buenas prácticas y hábitos, tales como un riego adecuado, mantenimiento de la flora o el compostaje. Mejorar la fertilidad del suelo es un proceso continuado que requiere de distintas técnicas y de conocer de primera mano las cualidades, necesidades de nuestro terreno.
¿Por qué es tan importante la calidad del suelo de tu terreno?
La calidad del suelo es crucial para el crecimiento de plantas, cultivos y árboles, así como para la salud del medio ambiente en general. Un suelo de buena calidad es rico en nutrientes y materia orgánica, tiene una textura adecuada para la retención de agua y aireación, y un pH adecuado para las necesidades de las plantas. Si el suelo no tiene estas características, las plantas no pueden crecer adecuadamente y se producirán cosechas pobres o, incluso, no habrá producción. ¡
Al mejorar la calidad del suelo, se pueden aumentar los rendimientos de los cultivos, mejorar la salud de las plantas, reducir la necesidad de pesticidas y fertilizantes, y disminuir la erosión y la contaminación del agua. Además, un suelo saludable puede absorber mejor el agua, reduciendo el riesgo de inundaciones y mejorando la calidad del agua subterránea.
Por lo tanto, mejorar la tierra de un terreno es esencial para el éxito de la agricultura, la horticultura y la jardinería y una tierra sostenible.
¿Cómo es el suelo de un terreno sano?
La estética o la producción no son solo los indicadores para conocer si el suelo de nuestro terreno tiene una buena salud o no. Es necesario tener en cuenta otros aspectos como:
- Estructura. Un suelo fértil debe tener una buena estructura que permita el paso del agua y del aire, y que facilite el desarrollo de las raíces de las plantas.
- Nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas, como nitrógeno, fósforo y potasio. Estos nutrientes se pueden obtener de forma natural a través de la descomposición de los restos vegetales y animales, o se pueden agregar al suelo en forma de fertilizantes.
- pH. Debe estar dentro del rango adecuado para las plantas que se desean cultivar. Un pH demasiado ácido o alcalino puede limitar la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
- Microorganismos. Un suelo fértil debe contener una gran cantidad de microorganismos beneficiosos, como bacterias y hongos, que ayudan a descomponer la materia orgánica y liberar nutrientes.
- Retención de agua. El suelo debe ser capaz de retener la cantidad adecuada de agua para que las plantas puedan absorberla. Si el suelo retiene demasiada agua, puede provocar la asfixia de las raíces de las plantas, mientras que, si retiene muy poca, las plantas pueden deshidratarse.
- Textura. Debe ser adecuada para las plantas que se desean cultivar. Un suelo demasiado arcilloso puede ser difícil de trabajar y puede retener demasiada agua, mientras que un suelo demasiado arenoso puede ser pobre en nutrientes y retener muy poca agua.
- Aireación para permitir el crecimiento de las raíces y evitar la acumulación de gases tóxicos.
¿Cómo mejorar la calidad y fertilidad del suelo de tu terreno?
La calidad del suelo es uno de los factores más importantes a considerar en el cultivo y la producción agrícola. Si el suelo no es lo suficientemente fértil o no tiene los nutrientes necesarios para el cultivo, puede ser difícil o incluso imposible obtener una cosecha exitosa. Afortunadamente, hay varias formas de mejorar la calidad del suelo de un terreno.
- Realizar análisis del suelo. Antes de cualquier acción, es importante conocer el estado actual del suelo, ya que permite conocer las características del suelo como su textura, pH, nutrientes, minerales y materia orgánica. Con los resultados se pueden determinar las necesidades y deficiencias del suelo, y a partir de esto, se pueden aplicar las mejoras necesarias.
- Añadir materia orgánica, esencial para la vida del suelo, ya que contiene nutrientes importantes para las plantas y mejora la capacidad de retener agua. La materia orgánica se puede agregar al suelo a través de la aplicación de abonos orgánicos como compost, humus, estiércol, restos vegetales…
- Equilibrar el pH del suelo. El pH es una medida de acidez o alcalinidad del suelo. Un pH adecuado para el cultivo de la mayoría de las plantas está entre 6 y 7. Si el pH es demasiado alto o demasiado bajo, los nutrientes del suelo no estarán disponibles para las plantas. Se puede ajustar el pH del suelo mediante la aplicación de materiales alcalinos o ácidos según sea el caso.
- Rotación de cultivos. Esto implica la siembra de diferentes tipos de plantas en el mismo terreno en diferentes épocas del año. La rotación ayuda a mantener la salud del suelo y previene el agotamiento de los nutrientes específicos requeridos por una sola especie vegetal.
- Asegurarse del riego adecuado. La falta de agua es una de las principales causas de la mala calidad del suelo. El riego adecuado es esencial para mantener la humedad del suelo y garantizar un crecimiento saludable de las plantas. El riego se puede hacer a través de sistemas manuales o automáticos, y es importante conocer las necesidades hídricas de cada tipo de cultivo.
- Evitar el uso de productos químicos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes pueden tener un efecto negativo en la calidad del suelo. En la medida de lo posible, se deben evitar estos productos químicos y optar por alternativas naturales y orgánicas.
- Añadir microorganismos benéficos, tales como las bacterias y los hongos. Son importantes para la salud del suelo y ayudan a descomponer la materia orgánica y liberan nutrientes que son absorbidos por las plantas. Se pueden agregar microorganismos beneficiosos mediante la aplicación de productos que los contengan o mediante la adición de compost al suelo.
- Fertilizar adecuadamente. La fertilización es importante para proporcionar nutrientes esenciales a las plantas. Es importante fertilizar adecuadamente para evitar el exceso de nutrientes que puede causar problemas ambientales. Se pueden utilizar fertilizantes orgánicos o químicos según las necesidades del suelo.
- Control de la erosión. La erosión del suelo puede ser un problema en terrenos inclinados o con suelos sueltos. Es importante tomar medidas para controlar la erosión, como la construcción de terrazas, la plantación de cubiertas vegetales o la construcción de barreras para detener el flujo de agua.
- Laboreo del suelo. Es una práctica que consiste en remover la capa superficial del suelo para airearlo y mejorar su estructura. Sin embargo, es importante no abusar de esta técnica, ya que un exceso de laboreo puede dañar la estructura del suelo y reducir su fertilidad.
- Uso de cultivos de cobertura. Los cultivos de cobertura son cultivos que se siembran entre temporadas para cubrir el suelo y protegerlo de la erosión. Estos cultivos también pueden ayudar a mejorar la fertilidad del suelo, ya que aportan nutrientes y mejoran su estructura.
5 cultivos para mejorar el suelo de tu terreno
Hay flores, plantas o árboles que tienen la capacidad de aportar nutrientes y vitaminas directamente a la tierra. Ayudan a la fertilidad, salubridad y a mantener un buen estado del suelo de un terreno. Algunos de ellos son:
- Leguminosas. Son plantas que tienen la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico en el suelo a través de la simbiosis con bacterias del género Rhizobium. Las más comunes son los frijoles, las arvejas, las lentejas y los garbanzos. Además de enriquecer el suelo con nitrógeno, también son una buena fuente de proteínas y otros nutrientes.
- Cereales de cobertura. Tales como el centeno, la avena, el trigo y la cebada. Son plantas que se cultivan para cubrir el suelo y protegerlo de la erosión y la lixiviación. Además, al descomponerse, liberan nutrientes y materia orgánica al suelo, mejorando su fertilidad.
- Plantas de raíces profundas. Algunas de ellas como las zanahorias, los rábanos y el rábano picante, tienen raíces largas y profundas que ayudan a aflojar el suelo y a aumentar su permeabilidad. Además, estas plantas pueden absorber nutrientes de capas más profundas del suelo y luego liberarlos cuando se descomponen.
- Plantas de hojas anchas. Como las caléndulas, las margaritas y las amapolas, son buenas para mejorar la fertilidad del suelo porque tienen un sistema de raíces fibroso que ayuda a retener la materia orgánica y a aumentar la actividad biológica en el suelo.
- Otro cultivo para mejorar la calidad del suelo es el trébol. Tiene la capacidad de ayudar a fijar el nitrógeno en el suelo y mejorar la estructura del mismo. El trébol también es beneficioso para la vida del suelo, ya que promueve la actividad de los microorganismos y mejora la retención de agua. Además, el trébol es un cultivo de bajo mantenimiento que puede ser utilizado como pasto para animales o cortado y dejado en el suelo para mejorar la materia orgánica.
Es importante destacar que la elección de los cultivos dependerá de la zona geográfica, el clima, el tipo de suelo y otros factores específicos de cada terreno. Es recomendable consultar con expertos en agricultura y agronomía para seleccionar los cultivos más adecuados y, mejorar así, la fertilidad del suelo de un terreno en particular.