La construcción en altura ha vuelto para quedarse en las tierras alicantinas. En un paisaje en el que es poco habitual encontrarse con edificios de gran envergadura, se comienza a respirar aires que recuerdan a los años 70. Por aquel entonces ciudades como Alicante, Torrevieja y, sobre todo, Benidorm, comenzaban un proceso de edificación masiva que dio lugar a algunas de las construcciones más simbólicas de la provincia. Sin embargo, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria tres décadas más tarde, paralizó un tipo de obra que no ha dejado a nadie indiferente. Ahora, la llegada de nuevos proyectos urbanísticos como el Sunset Cliffs o la finalización del simbólico edificio In Tempo en Benidorm, muestran que los rascacielos han vuelto para quedarse.
Alicante como provincia para la construcción en altura
España es un país que no destaca por tener un paisaje plagado de rascacielos. Es más, se podría decir que el skyline español se limita a tres ciudades: Madrid, Barcelona y Benidorm. Aunque en otras como Sevilla o Bilbao residen algunas de las megaconstrucciones más altas de la geografía española, como la Torre Sevilla o la Iberdrola, estas tres metrópolis son las que más destacan cuando se les ve de lejos.
Ahora bien, dejando a un lado a las dos grandes urbes, conviene echar un vistazo a la evolución de este tipo de construcciones en la provincia de Alicante. La pionera fue la capital alicantina. No exenta de polémica, en los años 60 se adjudicaron una serie de licencias que permitieron edificar torres que superaban el número de plantas permitidas. Fue el caso del Gran Sol (97m), del Vistamar (100m) o del que ha hecho ‘correr ríos de tinta’, el Riscal o Estudiotel (107m). Todos ellos deberían haber sido demolidos por no respetar los reglamentos de urbanismo, pero el ayuntamiento de la ciudad terminó por darles la condición de “edificios singulares” para evitar sanciones millonarias.
Por tanto, se podría decir que la aventura de la capital en el levantamiento de rascacielos terminó en la época de los 70-80. A partir de ahí el testigo lo cogería Benidorm, para convertirse en un icono de la Costa Blanca. De la mano del arquitecto Juan Guardiola Gaya, ideólogo de la estructura urbanística de la playa de Sant Joan, se apostó por un estilo vertical que rompiese con todos los esquemas. Así nacería el primer edificio de altura benidormense, la torre Coblanca 1, de unos 94 metros.
Desde entonces, llegaron los 80, en los que se levantaron los primeros complejos de apartamentos. Se edificaron obras tan simbólicas como la Torre Levante o el Entrecalas del Sol, los cuales comenzaban a colonizar las vistas de las playas de Poniente y Levante, dado cobijo cada año que pasaba a más turistas. Así hasta los 90, donde tuvo lugar la que se considera primera megaconstrucción de la urbe. Fue el Hotel Bali III (más conocido hoy día como Hotel Gran Bali 4). Una inmensa edificación de 186 metros que tuvo el honor de ser la más alta de España hasta la construcción de las cuatro torres de Madrid. La obra duró 14 años (1988-2002) y fue la que terminó por consagrar a los benidormís como los reyes del urbanismo alicantino y valenciano.
Con la llegada del nuevo milenio, ya nada podía frenar el avance del sector en una ciudad que ya era el paraíso para la mayoría de los ciudadanos del norte de Europa. Sin apenas espacio en los límites con la costa, se seguiría construyendo, y cada vez más alto. Torre Lugano, Neguri Gane o el recién terminado In Tempo son algunas de las obras que vieron la luz en las primeras décadas de este siglo pese al estallido de la burbuja.
El edificio In Tempo de Benidorm ya ve la luz
Este último ha vivido una situación peculiar, prácticamente desde que se iniciasen sus obras. El edificio In Tempo fue quizás el mejor ejemplo del ‘despilfarro’ y los megaproyectos que surgieron durante la burbuja inmobiliaria, la cual le mantuvo durante años siendo un enorme bloque de hormigón coronado con un diamante que no podía brillar. El proyecto de la promotora Olga Urbana se desvaneció cuando en 2009 la empresa responsable de la edificación, Estructuras Aiben, quebraba. De este modo, un complejo residencial de 47 plantas y 198 metros de altura, se quedaba a medias, sin nadie dispuesto a terminarlo.
En 2018, tras años de pelea en los juzgados, la compañía SVP Global se hizo con la obra a través de una dación en pago de 60 millones de euros y reinició las obras con el objetivo de terminar In Tempo en septiembre de este 2021. En apenas unos meses se convertirá en el complejo residencial más grande de Europa, haciendo así que el gigante ‘dormido’ del skyline benidormense abra por fin sus puertas. Una construcción iniciada en 2007 y que, tras 14 rocambolescos años, pasará de ser un recuerdo de la crisis inmobiliaria a ser un símbolo del turismo alicantino.
El nuevo skyline de Alicante
Ahora bien, en los últimos tiempos Alicante y sus ciudades no habían sido ajenas a la crisis que estalló en 2008 y que provocó el hundimiento del sector. Sin embargo, la situación parece estar cambiando y en la próxima década se levantarán nuevos rascacielos en la propia Benidorm o incluso en ciudades poco dadas a ello como lo era Torrevieja.
El proyecto Sunset Cliffs de Benidorm
Se trata de la próxima gran creación urbanística de la metrópolis alicantina. Sunset Cliffs serán dos edificios con forma de “farallones” (rocas) que dan al mar. Un complejo de apartamentos que ha sido promovido por la compañía TM Grupo Inmobiliario, con una inversión de 86 millones de euros y que albergará unas 280 viviendas. Esta gran apuesta por parte de una de las empresas líderes del sector residencial en la provincia, lleva consigo un gasto de 166 millones que acabará superando los 300 en 2030.
Así pues, la apuesta por esta ciudad continúa pese al azote de la Covid-19, que dejó la temporada pasada sus playas al 50% de su ocupación y sin su público más fiel, el extranjero.
La nueva era del urbanismo en Torrevieja
Lo que nadie se esperaba es lo que sucederá en Torrevieja en pocos años. Con un paisaje que nunca se ha caracterizado por las grandes alturas, aunque sí que tiene una mayor acumulación de población que el ‘Manhattan del Mediterráneo’. La que es reconocida por sus majestuosas salinas, cuenta con unos 408 habitantes por kilómetro cuadrado, una cifra muy superior a la de la media de la Comunidad Valenciana. Por ello, el Grupo Baraka se ha propuesto levantar dos rascacielos en el área metropolitana torrevejense.
Las ya bautizadas ‘Torres Sinforasa’ serán dos megaconstrucciones de 86 metros, en las que se ubicarán 130 viviendas y 250 apartamentos turísticos a escasos metros de la primera línea del mar. Eso sí, antes deberá regatear la queja de asociaciones y vecinos que han solicitado una modificación del proyecto puesto que podría afectar negativamente al parque de Doña Sinforasa, una zona verde protegida.
Si todo termina bien, a este le sucederán otras proyecciones de la empresa Metrovacesa y que se desarrollarán en la bahía. En la zona de los Náufragos y en Cala Palangre también se ha solicitado los permisos pertinentes para poder levantar construcciones de entre 17 y 29 plantas, las cuales elevarían aún más el nuevo skyline torrevejense.
La construcción en Alicante se despide de la pandemia desde las alturas
Con todo ello, el sector de la edificación alicantino se comienza a sobreponer a las dificultades de la pandemia. Y ahora, los futuros nuevos rascacielos de la zona buscan seguir los pasos de sus ‘antecesores’, conquistar el cielo de la “Millor terreta del mon”.